20/9/07

Poesía en mutación


La poesía española está cambiando. No estamos viviendo una revolución, no estamos ante el asalto de los jóvenes a los lugares de prestigio de los mayores -que no están por la labor de soltar prenda. No, lo que está sucediendo, por primera vez en la historia de la literatura en lengua española, es que la poesía está mutando.
La idea de una literatura mutante es novedosa en nuestro país. Muy pocos críticos la usan, sobre todo porque tiene leves tintes científicos que desaconsejan su uso para alguien no versado en la materia. La crítica española, por ejemplo, no esta muy puesta en lecturas que salgan del ámbito de la literatura -bueno, no está muy puesta en lecturas de ningún tipo, para qué mentirnos- y es reacia a usar esos términos científicos. Pero, paradójicamente, han sido los propios autores, desde dentro, los que se han dado cuenta de qué estaba ocurriendo. Han sido varios los que han hablado ya de una literatura mutante, pero ha sido Julián Rodríguez en particular quién ha hablado de una poesía mutante para hablar de los libros más recientes de Carlos Pardo, de Martín López-Vega, de Abraham Gragera y de David Mayor.
¿Qué es una mutación? Un cambio a nivel genético que modifica el ADN del ejemplar de la especie. Dependiendo de la escuela científica y antropológica a la que nos adscribamos se nos dirá que esas mutaciones permiten una mejor adaptación del ejemplar al entorno, y por tanto una supervivencia más asegurada; o invertirán las reglas de causalidad, y nos dirán que los que se han sabido adaptar mejor el entorno desarrollan a posteriori esa mutación, lo que les hace estar más preparados para la supervivencia. Los matices los dejamos en manos de los expertos, a estos efectos no son relevantes.
Lo importante es que los nuevos poetas españoles no están realizando una revolución -algo por otra parte innecesario-, ni siguen a pies juntillas los valores y técnicas empleadas por sus modelos. No, los nuevos poetas españoles, al menos los que vamos a reunir en este ciclo, están permitiendo que la poesía mute para adaptarse mejor al mundo en que vivimos o para que el mundo se adapte mejor a nuestra poesía. Su obra no es hermética, pero no huye de la búsqueda de la verdad poética. Los poetas no huyen a su torre de marfil sino que encuentran en la calle buena parte de sus temas y motivos.
La nueva poesía mutante española parece asumir todas las tendencias de los últimos cincuenta años con una naturalidad pasmosa, y las proyectan hacia el futuro enriquecidas con la lectura de numerosos poetas extranjeros y las posibilidades que ofrece el mundo siempre en comunicación en el que vivimos. Preocupaciones sociales, experiencias y situaciones personales convertidas en material de creación, referencias cultas, inquietudes vanguardistas, voluntad trascendente. Todo eso se puede encontrar en estos poetas, llamados a marcar una época en el devenir de nuestra creación lírica.
Antonio Jiménez Morato