20/9/07

Martín López-Vega

16 noviembre de 2007.
Auditorio Biblioteca regional de Madrid. 19:00 horas


(Llanes, 1975)
La obra de Martín López-Vega es, siempre, sorprendente. Le tengo una envidia que me hace ponerme del mismo color que este blog. Yo comencé a leerle por los comentarios que García Martín deslizaba de él en sus diarios, por los textos de la revista Clarín. Cuando pienso en que tiene apenas un año más que yo y ha escrito ya tantas cosas interesantes me entra una vergüenza íntima que sólo puedo solucionar sentándome a hacer algo delante del ordenador.
Su obra en asturiano es ya de por sí abundante. Tiene publicados en asturiano los libros de poemas Esiliu (1998, poemas), Les coraes de la roca (1999, poemas, junto con Chechu García), La visita (2000, poemas), El sentimientu d'un occidental (2000, prosa), Piedra filosofal (2002, poemas) y Parte metereolóxicu pa Arcadia y redolada (2005, prosa). Además ha realizado una antología de narrativa contemporánea en asturiano, La tierra escrita, y otra de poesía, Fruta del tiempo, ambos publicados en el 2002.
En castellano lo es todavía más. Los poemarios Objetos robados (Servicio de publicaciones del Principado de Asturias, 1994), Travesías (Renacimiento, 1996), La emboscada (DVD, 1999), Mácula (DVD, 2002), Elegías romanas (Comares, 2004) y el estupendo y refrescante Extracción de la piedra de la cordura, Premio de poesía Hermanos de Argensola, (DVD, 2006). En octubre se publicará Gajos en la editorial Pre-Textos. Por si esto fuera poco, ha editado un libro de crítica literaria sobre la tertulia del café Oliver, el libro de viajes Cartas portuguesas, y la miscelánea Los desvanes del mundo. Su novela publicada se llama El letargo (Laria, 2006).
Además ha editado una recopilación de traducciones de diversos poetas, el libro Equipaje de mano, y casi todos los días nos regala un poema, a veces varios, en si insustituible blog Yo Etc. Ha traducido a Zagajewski y Almeida Garret entre otros.
Una verdadera vergüenza, la que siente uno al ver esta bibliografía de un hombre de tan sólo treinta y dos años. Como abruma mucho, la he recogido, así comparto la sensación de vago.
Martín es único para acompañar unas cañas. Su fino sentido del humor refresca más que la cerveza, y sus locuras en simposios, congresos y demás reuniones costeadas por los impuestos de todos son muy reconocidas dentro del siempre encorsetado entorno lírico.
Antonio Jiménez Morato